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Economía y sostenibilidad, los mejores aliados

Al margen del sector al que pertenezca, de su tamaño y de su proyección, cualquier empresa puede beneficiarse de las numerosas ventajas que ofrece una comunidad energética industrial.

Comunidades energéticas industriales

Una comunidad energética industrial es un grupo de empresas que participan conjuntamente en proyectos de energía renovable y autónoma de la red eléctrica convencional. Generan, utilizan y gestionan la energía mediante el autoconsumo compartido a nivel local.

Más económicas

Supone un considerable ahorro en la factura eléctrica, la energía sobrante puede venderse y los beneficios que genera se destinan al desarrollo social y medioambiental de la zona.

Más democráticas

Además de fomentar la participación abierta de todos los empresarios que forman parte, es un sistema democrático. Todos los miembros tienen voz y voto en cualquier asunto.

Una comunidad energética industrial persigue un objetivo bien definido. Todas las empresas que la componen generan, almacenan y consumen su propia energía, sin tener que depender de las grandes compañías eléctricas. Además, lo hacen de manera sostenible, ya que se trata de energía 100 % limpia y local, y consiguen precios más competitivos que pueden suponer un considerable ahorro en la factura eléctrica.

La posibilidad de crear una comunidad energética está abierta a cualquier tipo de empresa que quiera dar el salto a la energía del futuro. Sea grande o pequeña, y pertenezca al sector agrícola, el ganadero, el comercial o el industrial, cualquiera de ellas puede sacar partido a sus muchas ventajas.

La democratización energética y la descarbonización son los grandes objetivos que persiguen las comunidades energéticas, el mejor camino a seguir para reducir las emisiones de carbono en zonas industriales. Pero, además, proporciona interesantes ventajas económicas. Puede suponer entre un 35-50 % de ahorro en la factura eléctrica y los beneficios que se obtengan se invierten en el desarrollo social y medioambiental del entorno.

Al margen del tamaño, del tipo de proyecto y del alcance de sus asociados, pueden configurarse desde pequeñas comunidades energéticas a nivel local hasta redes eléctricas robustas e inteligentes, conocidas como ‘smart grids’. Sea el modelo que sea, todos ganan. Por eso cada día más empresas dan el salto a la energía del futuro, para su propio beneficio, el de su zona y el del planeta.


Preguntas frecuentes

Las comunidades energéticas están pensadas para acoger a cualquier tipo de empresa. En función de sus propósitos, pueden diferenciarse entre cuatro principales: agrícolas, ganaderas, industriales y comerciales. Se dediquen a lo que se dediquen, todas pueden beneficiarse de las numerosas ventajas de este sistema de energía compartida y sostenible.

Existen muchas razones por las que es buena idea cambiar la forma de generar, almacenar y consumir la energía, y que ésta sea 100 % renovable. Las comunidades energéticas industriales no solo ayudan a mejorar la sostenibilidad de la zona donde se ubican las empresas que las conforman, y el medio ambiente en general; también proporcionan precios más competitivos, por lo que suponen un importante ahorro en las facturas energéticas. Sostenibilidad y economía son dos factores clave en la elección de este innovador modelo energético con un futuro prometedor.

Los tiene. Además del posible ahorro en la factura de la luz, que puede alcanzar entre un 35-50 %, hay que tener en cuenta que se trata de un proyecto comunitario y colaborativo. Por ese motivo, la energía que los miembros no utilicen puede venderse en el mercado.

Ni el tamaño de una empresa, ni su número de trabajadores ni su mayor o menor proyección afectan. Las comunidades energéticas no dejan a ninguna fuera. Desde un grupo de empresas modestas hasta parques industriales e incluso grandes clústeres pueden apuntarse sin problema al nuevo modelo eléctrico.