Hoy en día, personas, instituciones y empresas pueden ganar libertad a la hora de producir, usar y aprovechar su propia energía. La sostenibilidad y el ahorro van unidos tanto en el autoconsumo energético como en la Comunidad Energética.

Escoger un modelo u otro depende de factores como los requisitos energéticos, la disponibilidad de espacio para la infraestructura, la inversión inicial o los intereses individuales.

¿Qué diferencias hay entre los dos modelos?

En el autoconsumo participan uno o varios consumidores de energía, procedente de instalaciones de generación cercanas al lugar donde se realiza el consumo. Puede ser individual, cuando sólo existe un punto de suministro, o colectivo, cuando existen varios puntos de suministros que comparten la misma fuente de producción de energía.

El autoconsumo compartido permite a múltiples usuarios aprovechar conjuntamente la energía producida por un mismo sistema. Se crea cuando un grupo se une para instalar y gestionar la generación en un lugar específico. La electricidad se distribuye entre los participantes en función de cómo se hayan organizado para repartir esa generación. Es una buena opción cuando hay algún consumidor que no puede disponer de su propia instalación de generación.

En una Comunidad Energética, los participantes de una misma área geográfica se asocian para generar, consumir y gestionar energía renovable de forma colaborativa. Todos ellos comparten los recursos (paneles solares, sistemas de almacenamiento, puntos de recarga de vehículo eléctrico, biomasa…) y la energía producida, y los beneficios se reparten.

Las Comunidades Energéticas, un paso más allá

En ambos modelos, son los usuarios los que producen su propia energía a través de fuentes renovables, disminuyendo su dependencia de la red eléctrica convencional. Sin embargo, las Comunidades Energéticas van un paso más allá y ofrecen importantes ventajas económicas, sociales y medioambientales, sin buscar un fin lucrativo, ya que cualquier beneficio económico se revierte en la propia Comunidad Energética y en el entorno local.

Cada vez hay más Comunidades Energéticas en nuestro país y a clave de su éxito es la colaboración. Al margen de que los miembros que las forman sean individuos, instituciones públicas o empresas, estos consumidores tienen un objetivo en común: gestionar, de principio a fin, la energía que necesitan de manera conjunta.

Como en el autoconsumo, se trata de aprovechar las fuentes renovables y reducir la dependencia de la red eléctrica general. Pero, en el caso de las Comunidades Energéticas, el objetivo prioritario es compartir los muchos beneficios que permite este modelo.

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